miércoles, 30 de marzo de 2011

Y como Alicia escapa de la realidad...

Sientes que necesitas una pausa en este mundo de locos, que no perteneces a ningún sitio; pero tienes demasiadas responsabilidades en todos... Cierra los ojos por un instante y siente la caída vertiginosa por el agujero de la madriguera, el viento que sacude tu cabello, la adrenalina que hace latir tu corazón cada vez más rápido.
Aparta todo aquello que te molesta, que te hace daño, de tu mente; mira como se arremolina en una espiral de colores y sonidos que se van desvaneciendo.
Cuando vuelvas a abrir los ojos, el mundo será diferente, ante ti se encontrará el "País de las maravillas". En este lugar todo puede hacerse realidad. Eres el protagonista de este nuevo mundo, tu libro de la vida vuelve a estar en blanco preparado para que lo llenes con las aventuras que vas a vivir.
Escoge un amigo fiel, que te ayude en tu camino, que no te haga sufrir como aquellos que dejaste atrás. Vive cada instante de esta vida como si fuera el último, valorando los pequeños detalles. Pero, recuerda, que también habrá dificultades y peligros que deberás superar...

Sólo de tí depende que ésto sea un sueño o una realidad .

                                                                      

lunes, 28 de marzo de 2011

Una nueva vida

Hace tres meses que los espejos volvieron a mi casa. Ahora tengo uno enorme en mi habitación, donde me miro cada mañana y me digo: ¡Me gusta como soy! Hace tres meses que recuperé la sonrisa, que volví a ser feliz. Hoy es mi cumpleaños, he preparado un pastel de chocolate, como los que hacia antes, con fresas y mucha nata; terminando definitivamente con las dietas que me quitaban la vida.
Por fin puedo disfrutar con mis amigos, salir a la calle y despreocuparme de que pensaran los demás. Ya no me obsesiono con mi imagen, me siento orgullosa de ser así. Soy única, especial y me acepto tal y como soy.

domingo, 27 de marzo de 2011

Mi condena

Sentía que flotaba, que mis pies apenas tocaban el suelo; y lo cierto es que no lo hacían. A un lado los árboles apenas dejaban ver el paisaje, todo era de un verde intenso salpicado de los miles de colores de las flores. Un río cruzaba el bosque y los animales paseaban tranquilos sin preocuparse por las armas de fuego y la avaricia de los hombres. Era el paraíso.
Al otro lado, la oscuridad y la muerte se adueñaban del lugar. Las calaveras se apilaban al lado de una roca negra y las personas se odiaban unas a otras destinadas a estar juntas. Se oían gritos de terror y de arrepentimiento pero ya no había vuelta atrás; aquello era el infierno, un lugar de tortura eterna.
Yo me encontraba en medio, flotando hacia delante sin poder detenerme, enfrente había varias personas aladas que resplandecían como el Sol, ellos serían quienes me juzgarían. Pero yo ya conocía su elección. Con tan solo diecisiete años iria al infierno por enamorarme...de un ángel caído que me engañó, y me condujo a la tragedia absoluta.

sábado, 26 de marzo de 2011

Éramos él y yo, y siempre lo seríamos.

Paseaba nerviosa por la gran sala, no sabía donde posar la mirada, sólo queria verle a él. El vestido azul caía como una cascada detrás de mí, y los rizos dorados de mi cabello estaban recogidos en un desordenado moño que se soltaba por momentos, ¿donde estaría?. Desplegué la nota que llevaba en la mano; estaba arrugada y rota por los bordes de tantas veces que la había leído.
                                             
                                    "Señorita Daphne Shilton tengo el placer de invitarla 
                                      al próximo baile que se celebrará el día 26 del mes de las
                                      flores en el palacio real."
                                                                                              Atentamente: Su amor eterno

Lo peor había sido entrar en el palacio, ya que aquella invitación no tenía ningun valor real, tan sólo para mi era el más preciado de los regalos. Y allí estaba yo buscando al herededo de la corona, entre toda aquella gente que me miraba y murmuraba entre risas.
-¿Quién en esa muchacha?
- ¿La habian visto alguna vez ?
- ¿Es de la realeza?
-¡Qué descarada!
No, yo no era de la familia real, si siquiera estaba entre su lista de amigos o conocidos. Yo era hija de una humilde costurera, quien me había cosido el vestido que llevaba. Mi padre trabajaba en la mina con mis tres hermanos mayores. En cambio, y todavía hoy desconozco porque, el príncipe decía estar enamorado de mí, me mandaba las rosas más bellas y notas de amor que leía en mi habitación a la luz de las estrellas.
Comencé a retorcer un mechón de pelo entre mis dedos, cuando noté una mano que sujetó la mia, mientras otra soltaba lo poco que quedaba del moño.
- Sabes que me gusta más suelto, mi amor - la dulce melodía de su voz me envolvió por completo, intente girarme pero él me lo impidió, abrazándome por detrás.
- Todo el mundo esta mirando- le dije nerviosa.
Pero en ese instante en el que me abrazaba, poco me importaba lo que pensaran los demás, éramos él y yo, rompiendo las normas, venciendo los obstáculos. Éramos él y yo, y siempre lo seríamos.