martes, 21 de junio de 2011

Lo mejor no siempre es vivir

Sentada en la silla de su despacho la joven todavía temblaba por lo que acababa de hacer, con apenas veinticinco años se había convertido en una asesina. Miró el bolso con expresión culpable, allí dentro se encontraba el arma del crimen todavía manchada con la sangre de la víctima. Sabía que había hecho lo correcto pero... ¿y si se equivocaban? ¿Y si no había otra vida para la chica? Intentó tranquilizarse, respiró hondo y abrió las ventanas para que entrara el viento fresco de principios de Septiembre. Eran las siete de la tarde y los estudiantes paseaban por la calle o se sentaba en los bancos del parque de enfrente disfrutando de los últimos días de vacaciones, antes de comenzar el nuevo curso escolar, un curso que Melanie no podría realizar.

     - ¿Sigues preocupada Jessica? – la voz de Ismael, su jefe, y al mismo tiempo su novio, la sobresaltó.
     - Por supuesto que sigo preocupada,  ¿y si encuentran el cuerpo? ¿Y si vamos a la cárcel?
     - Nadie va a ir a la cárcel cariño, lo único que debemos hacer ahora es deshacernos de la pistola.
    
    Asintió y las lágrimas comenzaron a mojar sus mejillas. Ismael la rodeó con los brazos para tranquilizarla.

     - Ambos sabemos que esto era lo mejor para ella, ahora podrá comenzar de nuevo, recuperar todos los años que perdió –Ismael intentaba sonar razonable. 
Pero sólo tenía diecisiete años, era una cría, tenía toda esta vida por delante para corregir sus errores –susurró conteneniendo un sollozo.
- Ahora tiene muchos años más, comenzará de nuevo, con otra familia, otros amigos…otra pareja.
- Espero que esta vez no caiga en los mismos fallos.
- El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero intentaremos ayudarla en todo lo que podamos.

Se soltó de su abrazo, nada de lo que dijera iba a lograr que se sintiera mejor, ella era la que había apretado el gatillo, la que había visto su expresión de terror y escuchado sus suplicas porque no disparará; él únicamente había mirado la escena y no sabía lo mal que se sentía en esos momentos, jamás podría saberlo.
       
Recordó con todo detalle la explanada en mitad de los árboles, la joven de cabello rubio escapando del coche, nada más abrió la puerta, con las manos atadas a la espalda. Recordó el momento preciso es que tropezó con una piedra y el chillido que salió de sus labios antes del disparo mortal en la cabeza. Luego nada, silencio, un silencio más doloroso que la misma muerte.

Angustiada se dirigió a la puerta con la intención de marcharse a casa.

-Yo he hecho el trabajo sucio – le espetó- ahora encárgate tu del arma.

Una vez solo, Ismael, cogió el móvil y marcó rápidamente el número de Amanda.
   
-¿Diga?- la voz de aquella mujer sonaba sensual incluso por teléfono.
-Amanda, soy Ismael llamaba para decirte que ya esta todo listo.
  
Una risa de satisfacción sonó al otro lado de la línea telefónica.

-¿Te costó mucho convencerla?
-Fue demasiado sencillo - se lamentó - incluso aburrido.
-Tranquilo, amor - Amanda cambió el tono de voz - la diversión comienza ahora.

sábado, 18 de junio de 2011

Dos formas de decir: Te quiero

Las dulces notas atravesaban la pared y se escuchaban por toda la sala. Eran la inspiración de una escritora, que sentada frente al papel, escribía una historia de amor que jamás vería la luz. Las palabras salían de su corazón con desorden y se convertían en bellas frases al tocar la hoja. Se dejaba llevar por la música que componía su amado, aquel chico que veía cada día y con el que apenas había intercambiado unas palabras. ¿Para quien seria aquella música? No lo sabía pero en la historia que escribía aquella composición estaba dedicada a ella, él le expresaba su amor con sus canciones y ella su amor con cartas y poesias. La joven vivia con el sueño de que aquel relato se convirtiera en realidad.

Las dulces notas salían del corazón del músico y se convertían en melodía cuando sus dedos tocaban las teclas. Había compuesto aquellas canciones para la joven que veía cada mañana y con la que apenas habia intercambiado unas palabras. Sabía que era escritora y había comprado un libro de poemas escrito por ella. Se imaginaba que aquellas palabras eran para él y tenia la esperanza de que ella escuchara a través de la pared la música que él le dedicaba cada día, era su forma de decirle que la amaba.

jueves, 9 de junio de 2011

Pequeños detalles eternos



Y la vida no es más que la nota de una vieja arpa, la palabra de un joven actor, la letra de un solitario escritor, la pincelada de un creativo pintor...la vida no es más que una breve caricia, un prolongado beso, un acto de amor... La vida comienza un día, un día escogido al azar, nublado o soleado, y parece que va a ser eterna, que jamás va a terminar; pero pronto te das cuenta que no es verdad, te das cuenta que la vida está formada por pequeños detalles que terminan pronto, que las palabras se las lleva el viento y las letras se quedan en el olvido. Para evitarlo sólo tienes que convertir tu vida en un sueño eterno, hacer arte con ella y de esa forma nadie te olvidará.


miércoles, 1 de junio de 2011